domingo, 28 de febrero de 2016

Diario de Práxedes Mateo Sagasta - Fin

6 de diciembre de 1902, Madrid.

Hoy mismo dimito como presidente de España. Estoy ya cansado de tanto problema nacional e internacional y tanto estrés, ¡me voy a quedar calvo! Le cedo mi puesto al partido conservador, a ver si los métodos de Cánovas funcionan mejor para solventar lo que en América sucede.

Ahora me retiro a una vida de jubilado, tan tranquila, pacífica y sosiega. Llevo conmigo todo el tiempo que he estado participando en la política, sirviendo a la patria lo mejor que he podido, y eso es lo más gratificante que le puede pasar a un hombre: sentirse útil para un gran número de personas. Ya me sentía feliz conmigo mismo cuando de joven me saqué la carrera de ingeniería de caminos, era una meta personal, pero más contento me sentí cuando entré en la política, adquirí experiencia y serví en el nombre de España. Este fue un objetivo más importante, porque no es una meta personal, sino de todos los españoles en conjunto, para conseguir el progreso y la grandeza de nuestro país.

Sin embargo, queda un vacío en casa desde que Angelita, mi fiel mujer, murió hace cinco años. Ángela te echo de menos y sigo acordándome de ti cada día que me levanto y me acuesto. A todo esto, hace unos días fui a ver a una pitonisa, como el que no tiene nada que hacer, y me dijo que moriría el 5 de enero de 1903, un mesecito de vida me queda. Total... mal día de Reyes haré pasar a mis seres queridos, pero si Dios lo quiere así, que así sea.

Esta es la última página que escribo del diario(no porque vaya a dejar de escribir, sino porque no quedan más hojas). Espero que caiga en unas manos adecuadas que me lean con tanta viveza como he escrito y vivido todos los hechos acontecidos que en este diario relato.

Un mensaje para el lector de este diario, si es que alguien lo ha leído: mi cuerpo muerto está, pero mi esencia seguirá en este libro y es la parte que permanecerá viva mientras sea leída, así que agradecería que no la matases, pues matarías lo que queda de mí. ¿Cómo mantenerla viva? Fácil, dame a conocer al que no me conozca, que lea este diario. 

Esto no es una despedida, sino una iniciación a nuestro encuentro. En el reino de Dios nos veremos.

Práxedes Mateo Sagasta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario